miércoles, octubre 10, 2007

Sarampión tenía una jaula...

..., pero no la usaba.
Bueno, en realidad sí la usaba, pero no de la manera que se supone debe ser usada una jaula. Vamos, que más que usarla, la tenía en usufructo. No nos estamos explicando muy bien, la verdad; esperamos que nos disculpen por no dominar aún su forma de comunicación.


Las jaulas están pensadas para que sus habitantes no puedan salir de ellas. Esto, por supuesto, implica que el "habitante", llamemoslo así, quiere salir. Sarampión durante una larga temporada no tuvo ningún problema con esta característica consustancial a las jaulas: simplemente, estaba muy a gusto en la que Dª Mariluz le había regalado.

Se sentía muy bien: le daban de comer, le acompañaban durante bastante tiempo diciendole cositas: "¡Hola bonitooo!", "¡pajarito lindooo!", que él no entendía aunque se fijaba mucho, como el buho del chiste...; tenía su espacio vital, en el que Dª Mariluz no entraba.

Al cabo de una semana, Sarampión, sin embargo, sintió ganas de dar una vuelta por la casa. Simplemente aún no le había picado la curiosidad.


Justo el martes siguiente al día en que se conocieron, Dª Mariluz pegó un respingo cuando se dio cuenta de que la jaula tenía la puerta abierta, y estaba vacía. Sarampión estaba solo a un metro de la misma, posado sobre la oreja de uno de los dos ancianos sillones gemelos de terciopelo verde que miraban aburridos a la tele. La oreja más cercana a la ventana, que estaba
abierta.

Dª Mariluz sintió que se le caía el mundo encima: "ya se me ha escapado, ya me he quedado sin canarito".

Y se sintió más sola que en ningún momento de su vida.

Más sola que cuando se murió su padre, el tío Antonio; más aún que cuando se fue Luis a ver mundo ; incluso más que cuando se quedó sola en esa casa, llena de cosas con etiquetas flotando alrededor, al irse para siempre su Cristobal.


Parece mentira cómo se valoran las cosas cuando no se tienen; cómo se dan, en cambio, por hechas esas mismas cosas cuando sí se tienen. Ahora, ¿cuál es exactamente el momento en el cual se da este cambio?

Mariluz lo supo en ese instante: ella vió que con toda seguridad iba a perder a Sarampión. En ese mismo punto temporal fue consciente de cuánto lo necesitaba.

Sarampión, como sabiendo lo que pasaba en el corazón de Dª Mariluz, tras hacer un par de gorgoritos, levanto un cortisimo vuelo y entró en su jaula, él solito.




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